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RECURSO GENETICO

VARIABILIDAD GENÉTICA

La variabilidad genética, conocida también como recursos genéticos, se refiere a la variación hereditaria dentro y entre poblaciones de organismos, cuya base está en los cromosomas (ADN) y puede ser manipulada por la tecnología tradicional y moderna (biotecnología, ingeniería genética, etc.).

Cada especie viva posee en su estructura celular la información codificada necesaria para transmitir a sus descendientes caracteres especiales, que se conocen como hereditarios, o sea, que se heredan de los progenitores.

Los caracteres hereditarios están contenidos en partes especiales de la célula, conformadas por una cadena proteínica muy compleja conocida como ácido desoxiribonucleico (ADN), una molécula linear compuesta de cuatro bases nucleótidas, que se combinan en miles de posibilidades a lo largo del ADN. Cada parte de la cadena del ADN, con una disposición característica de las cuatro bases, se conoce como gen, que es la unidad mínima de la herencia. Cada gen transmite una determinada característica hereditaria (color de los ojos, del pelo, forma de la nariz, etc.). El ADN tiene la particularidad de duplicarse en cadenas iguales cuando la célula se divide. Los genes están ubicados linealmente a lo largo de la cadena del ADN y en los organismos superiores existen hasta 50 000 de ellos. En los seres superiores el ADN de una célula está dividido en unidades separadas llamados cromosomas.

Las cadenas de ADN están sujetas a cambios, conocidos como mutaciones, que se producen de diversas formas (por recombinación, por radiaciones, etc.). Estas mutaciones pueden ser letales o dar origen a caracteres de adaptación a las condiciones impuestas por el ambiente (clima, resistencia a enfermedades, etc.), dando una ventaja a los individuos que poseen determinadas características. En la población de una especie no existen dos individuos que tengan la misma e idéntica información genética en el ADN, lo que se conoce como variabilidad genética. Los únicos casos de identidad genética son los gemelos.

La domesticación de plantas y animales, a partir de especies silvestres, se inició en diferentes partes del mundo hace unos 12 000 años, cuando grupos humanos recogieron las semillas y capturaron animales, y comenzaron a sembrar y a criar. El cultivo y la crianza impusieron una selección artificial de las plantas y animales, que, a través de los siglos, llevó al desarrollo de cultivos y crianzas modernos, adaptados a ambientes artificiales.

Muchas de las especies de las cuales fueron seleccionados los cultivos y crianzas aún sobreviven en condiciones silvestres, al igual que otras especies muy emparentadas con ellas. Los genes de los parientes silvestres contienen características de especial vigor, que pueden beneficiar a las formas domésticas.

Desde el siglo XIX se inició un avance científico muy grande en el mejoramiento y la selección de las variedades cultivadas y de las razas criadas, dejándose de lado muchas formas, y hoy la agricultura y la ganadería descansan sobre una base genética muy restringida.

Por esto encontramos cinco categorías de recursos genéticos:

  • Parientes silvestres: ancestros comunes con las especies domesticadas, que han permanecido silvestres. Tienen una base genética muy amplia.
  • Razas y cultivares primitivos: las variedades locales fueron seleccionadas a través de muchas generaciones quedando en los lugares de origen formas más primitivas.
  • Cultivares y crianzas obsoletas: son las formas descartadas en las primeras épocas del mejoramiento genético.
  • Líneas avanzadas de mejoramiento, mutaciones y otros productos del mejoramiento genético: son el material básico y las líneas avanzadas de mejoramiento desarrolladas por mejoradores, donde se incluyen las formas en estudio.
  • Cultivares y crianzas modernas: son pocas formas de alto rendimiento y que se usan en la agricultura, forestería y ganadería. Tienen una base genética muy restringida.

El proceso de selección ha conducido a una alta uniformidad genética, que constituye un peligro ante las epidemias y enfermedades. Los parientes silvestres contienen genes resistentes a plagas y enfermedades; pueden mejorar la productividad; y dar mayor valor nutritivo y buen sabor, entre otras características. Su conservación es fundamental como reserva genética para casos de emergencia y para futuros mejoramientos.

Los parientes silvestres y las formas locales, conservadas por comunidades humanas aisladas, tienen un alto valor económico, porque su uso puede incrementar la producción y ahorrar ingentes sumas de dinero en pérdidas por enfermedades y plagas. Por esta razón muchas grandes firmas internacionales buscan con ansiedad este material genético para hacer buenos negocios de semillas y razas nuevas.

Los parientes silvestres y las formas primitivas van desapareciendo (erosión genética) y se hace necesario conservar el material genético para posibles usos futuros.